top of page

Adicta tentación, tercera parte

  • Isra Pleasure
  • 22 oct 2018
  • 6 Min. de lectura

Cada vez que estoy en el escenario hago algún ritual, un poco de vino en mi cuerpo, calzoncitos rojos y pequeños de esos que dejan poco a la imaginación, tirantes que sostengan mi ropa interior y una botella de vino para los invitados.

Siempre que estoy en ese bar recuerdo la vez que te conocí y que me enredé en tu cuerpo, tanto como tus labios a mi cuello y mis piernas a tu pelvis.

Era la quinta vez que te veía con tus amigos en aquel bar, siempre contento y sobre todo atento a mis movimientos, a mi piel, a mis caderas, a mi sexo.

Yo bailaba para ti más y más sensual y cuando subieron a alguien al escenario con mis otros dos compañeros, ya te elegí a ti entre la multitud.

Tu mirada tierna y perdida me decía que no estabas listo pero yo en cambio estaba preparado para probarte, beberte, embriagarme de ti.

Te subí al escenario, puse tus manos en mi pecho, en mi abdomen y en mis glúteos. Giraba en torno a tus piernas, simulaba que te montaba y tú comenzaste a besarme. Eso me sacó de control y tu aliento embriagante me hacía alucinar junto con el fervor de tus besos.

Vertí un poco más de vino en mi cuerpo, puse la botella en tus labios, lo bebiste y comenzaste a lamer todo mi abdomen, mientras tus manos se aferraban a mi ropa interior.

Mi erección pudieron verla todos, pero sólo tú pudiste sentir el ardor de mis besos y lo tibia que estaba mi lengua a pesar del vino.

Todo mundo quería que tuviéramos sexo ahí mismo, pero eso no es mi show, el mío sólo es erotizar y provocar el ambiente.

Después de ese performance, todo mundo bajó del escenario y al transcurrir una hora seguiste el camino a mi camerino, tocaste la puerta muy tímidamente y yo abrí, muy sorprendido por saber que eras tú, debo reconocer que mi corazón se retorcía por volver a verte.

No sabía qué hacer aunque te recibí con una sonrisa cálida y un fuerte abrazo, mis nervios me traicionaron.

Pasaste, me miraste y me pediste una cita.

¿Qué?

Para alguien como yo eso es algo raro, es decir hago citas a domicilio, dentro de hoteles, en lugares

muy privados, pero tú con tu dulce sonrisa envenenaste mis perversiones y mis miedos.

¿Quién te dio derecho de cautivarme de esa forma?

Me dejaste una nota con el día y la hora para poder ir al cine juntos, incluso me dejaste la dirección. Era el cine de la calle Bucareli.

Te despediste con un tímido beso que dejó rastros de tu aroma y tus labios en mi boca y en eso apareció Esteban, con los ojos llenos de furia y mascando su chicle, como siempre ¡pinche naco!

En sus manos traía un atuendo de Superman, al parecer yo tenía que usarlo para el cliente que había conseguido para mí esa noche.

Saliste por la puerta con tu porte de chico serio y viste enfurecido a Esteban, creo que desde ese momento él pudo notar que alguien trataba de robar a su pequeña puta, digo a su pequeña mina.

No sabes la que se me armó cuando tú te fuiste aunque justo alcancé a esconder tu tarjeta en mi ropa interior, qué sutil escondite, pero él me jaloneó hasta la habitación donde se encontraba mi próximo amante. Me dijo tantas groserías que ahora ya no me asustan, me jaló tanto que rompió un poco mi atuendo que llevaba puesto.

—Entiéndelo, las putas no se enamoran, déjate de tonterías con tu amiguito, que de sólo saber lo que eres le vas a dar asco— me dijo gritando.

— ¿Es por eso que aún no te has enamorado, querido?— contesté con un tono burlón.

—¡No sabía que fueras tan listo! pero no tengo tiempo para tus jueguitos de palabras, ponte esto y ve con Joaquín, te está esperando y cuidadito con cobrarle más porque me daré cuenta — dijo tronando sus dedos.

—Deja de vomitar tu odio en mí, dame esa ropa porque tengo un cliente — sonreí y troné los ojos en su libidinosa cara.

Me puse el atuendo y tuve que usar un poco de maquillaje para ocultar el moretón que tenía en mi brazo por sus asquerosas manos de Esteban.

Entré a la habitación con el atuendo que era muy similar a mi calzón anterior, era rojo, chiquito, con una playera blanca que era más traslucida con una S en el pecho y una capa roja.

Yo entré descalzo y escuché su voz.

—Hola, mi amor— dijo él con su acento español.

—Vaya tío, qué voz tan sexy— repuse.

—Qué bueno que te agrade mi voz, me han recomendado tu servicio, ¿qué sabes hacer pequeño? — contestó.

—La teoría me aburre, yo prefiero la práctica, no podría enumerar mis cualidades — dije sonriendo, mientras Superman abría las piernas de Joaquín.

—Me encantan los chicos mexicanos, son muy calientes — me susurró al oído.

Su aliento tenía sabor a whiskey, sus labios estaban fríos por su bebida y su lengua se movía con mucha experiencia.

Eran unos labios tiernos, pero carnosos. Él era un madurito delicioso, con un rostro juvenil pero las canas en su cabello delataban su edad.

Era de tez blanca y sus ojos eran de un café cristalino aunque lo que más me excitaba de él era su acento y su enorme bulto.

Mi cuerpo retenía sus caricias por todos lados, el atuendo que usaba yo estaba muy delgado, dejaba poco a la imaginación y él podía palpar todo en mí, él era algo raro, era adicto a los cómics, incluso tenía dos hijos y una esposa en España.

Se encontraba aquí en nuestra linda Ciudad de México por planes de negocio y tenía que relajarse con algo o mejor dicho con alguien.

Creo que me he desviado del tema.

Te seguía contando que sus manos podían tocar todo mi cuerpo, me puso en sus piernas y me quitó la playera, succionó mis pezones mientras estrujaba mis nalgas, sus dientes filosos estaban hechos para brindar placer.

Sus manos de hombre masajeaban y torturaban mi trasero, me bajó mi diminuta ropa interior y me puso en cuatro. Sacó su abultado miembro y comenzó por frotarlo entre mis muslos.

Vertió el poco whiskey que le quedaba y sentí en mi cuerpo un placer muy rico, el whiskey estaba frío y mi piel la sintió de una forma diferente, se tensó mi cuerpo y él me atrajo hacia su pecho.

Me besó los labios, el cuello, la espalda y con besos largos trazó camino hacia mi lugar donde duerme mi placer entre mis glúteos. Lamió todo el whiskey derramado en mi orificio, jugueteó y me mordió un poco las nalgas,

Su respiración me indicaba que estaba muy entretenido y que le gustaba y en eso comenzó a penetrarme. Era un miembro grueso, de esos ricos que se les marcan las venas y sientes que te abre el trasero.

El grosor de su miembro me hacía jadear, sus embestidas eran profundas, sus manos tiraban de mis hombros para que yo arqueara la espalda. Cuando cerré los ojos pude notar que sus manos se habían despegado de mi piel, me giré para verlo y vi que entre sus manos él sostenía una vela y por otro lado otro vaso con whiskey.

Me miró y tiró un poco de cera caliente en mi espalda y me vertió el whiskey desde mi espalda hasta mis glúteos, mientras él seguía embistiéndome.

La sensación me hizo tensarme de nuevo y enseguida dejó caer más cera en mi cuerpo.

Nunca había experimentado ese agridulce placer, él seguía follándome a un ritmo frenético, sólo se escuchaba el sonido de mi piel y su piel encontrándose y haciendo un sonido que perforaba mi mente.

Para terminar él me quitó la ligera capa y la ató a mi cuello. Podía jalarme y moverme a su antojo, mientras él me metía más de 23 cm.

— Vamos Superman, hazme venir— decía muy excitante.

—Ya voy, dámelo todo, todo amor mío — le dije.

Y comencé a moverme, tracé círculos con mi cadera, me movía debajo de él y mi hombre sólo apretaba sus dientes y sus ojos para no correrse, pero mis movimientos lo dejaron sin otra opción, se vino y aun así seguía jalando de la capa de Superman.

Los políticos son asquerosamente ricos y también son muy raros, aunque son mis presas favoritas.

Esa fue la primera polla española que probé, sin duda alguna gané más dinero del que le entregué a Esteban, no soy tan estúpido como para entregarle todo.

Por otro lado Joaquín se dio cuenta de los moretones que yo tenía y me dijo que tenía que dejar de llenarle los bolsillos al idiota de Esteban.

Ya pronto, pronto me iré muy lejos, pero ¿qué hago con estos sentimientos que viniste a revolver y que me consumen mi diminuto corazón?

コメント


  • Facebook - Los bizcochos de las 8
  • Twitter - Los bizcochos de las 8
  • Instagram - Los bizcochos de las 8
  • YouTube - Los bizcochos de las 8

¡Gracias! Mensaje recibido

© 2023 by Los bizcocchos de las 8 .  Proudly created with Wix.com

bottom of page