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Esto fue Dragatitlán, nunca más creas en una fantasía tan delirante

  • Sally
  • 16 jun 2018
  • 4 Min. de lectura

Me permito, antes de platicarles sobre mi experiencia en Dragatitlán, agradecerles a los Bizcochos de las 8 por permitirme escribir para su blog las no tan humildes opiniones de una Drag #HouseOfPerra. Mi nombre es Sally y esto fue Dragatitlán…

Ayer fui a ver Dragatitlán, un espectáculo de Roberto Cabral incluido en el ciclo Entre LENCHAS, Vestidas y Musculocas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

El inicio del espectáculo no lo tuve muy claro, ya que pensé que aun estaban en ensayo sin darse cuenta de que el telón se había abierto y ciento de personas los miraban desde sus cómodas butacas del Esperanza Iris. El director, quien también participaba en la puesta, tomaba de los hombros a varias de sus invitadas Drag posicionándolas correctamente en el escenario para que sus ostentosos vestuarios no les pegaran en la cara a las Dragas que entraban al escenario y muy hábilmente les daba indicaciones al oído; a veces me gusta imaginar lo que se dicen las personas unas a la otras poniendo diálogos chuscos en sus labios, y en esta ocasión imaginaba que el director le decía a Pixie “Mana, estas madriando a todas con tu vestido, vete para atrás”.

Por lo regular en este tipo de espectáculos existe un conductor que da entrada y salida a los talentos. Supuse que Roberto Cabral sería el conductor por ser el autor intelectual de Dragatitlán, sin embrago Paris Bang Bang fue quien se llevó las palmas de los ahí reunidos por la conducción.

Las primeras participaciones daban la idea de que el único talento de una “Drag Queen” es el lips sync y que el modelo a seguir de toda Draga es RuPaul, abriendo el espectáculo con el tema Sissy That Walk de dicho personaje. El escenario cambio de color y el público enmudeció cuando apareció en escenario una Draga que no era bonita, con un vestido estilo Luis XV de color amarillo, un tocado de plumas y cantando opera. ¡Claro! Se trataba de Carlos Bieletto, cuya experiencia en el manejo de un escenario era en comparación notable con las Dragas con menos experiencia. Su participación fue un respiro, una bocanada de aire puro que me daba la esperanza de pensar que no todo estaba perdido y que por lo menos alguien en el espectáculo sabía que hacer show no es realizar una copia calca del original o interpretar una canción, sino que siempre se tratara de reinterpretar, es decir, despedazar el producto original y volverlo a armar con el toque personal del personaje drag.

Y hablando de copias calcas, ¿qué hacía Jessica Rabbit en Dragatitlán? Ahhh, se trataba de Skanda, personaje INTERPRETADO por Favio Montoya. Jessica Rabit es un personaje que muestra al público la parte más sensual de la mujer Estadounidense. La actriz, cantante y directora Regina Orozco, quien fue madrina del espectáculo, comentó a Skanda que ella era la “Jessica Rabbit mexicana”, ¿qué acaso la imagen de la sensualidad mexicana no se ve reflejada en la misma Megabizcocho? Sí quisiéramos encontrar una Jessica Rabbit mexicana sería la misma Regina Orozco, creo que la Orozco se auto saboteó con esta afirmación.

Al parecer el espectáculo quería contar la historia del origen de las Drag Queen´s suponiendo que estás fueron creadas por las Diosas. Roberto Cabral, Debora La Grande, Cordelia Durando y Carlos Bieletto, este último quien llevó en todo momento el ritmo, se encargaron de contar dicha historia en varios capítulos interrumpidos por lips sync´s y piruetas anunciados de forma atropellada por la conductora.

El espectáculo subía y bajaba de ritmo igual que debate entre candidatos a la presidencia en cuya competición ya todo mundo sabe quién será el ganador. Y mientras ello sucedía yo iba concluyendo algunas cosas: estoy segura que en dicha puesta en escena se desconocen términos como Drag Queen, dragvesti y travesti, por lo que recomendaría a todes las participantes a leer por lo menos la definición de Drag Queen de Juan Carlos Campos Bertorelli, de Luis Emiro Campos Valero y de Xabier Lizarraga Cruchaga, me parece que dicha lectura además de darles las dimensiones del dragcuinismo les ayudará a no solo anhelar ser La Más Perra sobre el escenario, ya que parece que todas compiten por obtener ese título, más aun con la reciente moda de ser La Más…

En fin, salí del teatro despidiéndome de conocidas amistades como la Ducombs, la Bradshaw y su marido y la Orozco, pero sobre todo salí con varias preguntas, ¿hacia dónde se dirige el Drag mexicano? ¿seguiremos bajo el yugo de RuPaul? ¿Las Dragas seguiremos sin las bases teóricas para hacer nuestro trabajo?

Mi amiga Maca Primo de Rivera, quien me acompañó al teatro salió muy contenta del espectáculo, con sus pupilas excitadas de tanto color y relatando cada momento que le causo furor, pero ella es solo una esposa que no sale mucho de casa.

Me parecía que podía ser un espectáculo fascinante por tanto talento reunido y dirigido por un grande del Drag y cabaret mexicano, pero nunca más creas en una fantasía tan delirante.

Esto fue Dragatitlán.

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